El fraile Sebastián González fue encomendado a investigar que sucedía con esa imagen y al llegar ante ella, Dios le toco su corazón y le pidió una señal para adorarle; cuentan que la imagen cambio su gesto y abrió sus ojos. El padre bendijo la imagen y empezó a promover su culto. En el año 1605 la imagen fue trasladada al templo de Parangaricutiro donde acudieron indígenas de toda la región purépecha que con la alegría que caracteriza a sus bandas de música transformaron esa procesión en una fiesta de alegría. el fraile Sebastián González en tono angustiado exclamo: “ en esta tierra, dios a dejado sentir sus dones, en correspondencia este pueblo debe ser un pueblo santo”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario